El Maestro Quesero lo sabe bien, en ellas cuida, madura y afina muchos de nuestros quesos hasta su máxima perfección. Por eso, hoy queremos presentarte Las Cavas, un lugar de artesanía milenaria y paciencia infinita donde maduran y se afinan muchos de nuestros mejores quesos. Porque si la maduración es el paso del tiempo, en el afinado interviene la labor del Maestro Quesero, cualificado con su saber hacer, fruto de la experiencia y la sabiduría de tantos años.
Pero son Las Cavas, las que le dan ese último toque tan especial en aroma y sabor.
Tradición, innovación y una maduración especial
En Las Cavas sucede algo especial. Su alto grado de humedad, su temperatura perfecta y su riqueza en minerales, propias de una cava natural, crean unas condiciones únicas que transforman los quesos que en ellas maduran en un auténtico tesoro de sabores y aromas sorprendentes.
Una vez que la leche fresca se cuaja, moldea y sazona, ¡empieza la magia! Porque en el silencio de nuestra Cava, los quesos maduran lentamente con el atento cuidado del Maestro Afinador. Y, así, durante más de 180 días.
Artesanía y un afinado perfecto y singular
En nuestra Cava seguimos el método más tradicional de elaboración y afinado, en manos de nuestro Maestro Afinador. De esta forma, se obtiene lo mejor de cada queso, como sus numerosos matices, sus notas, su personalidad…
Tanto La Cava como la figura del Maestro Quesero son fundamentales en la elaboración nuestros quesos ya que, gracias a ellos, cada queso tiene unas características especiales con sabores y aromas que se van adquiriendo durante la maduración en este lugar tan especial.
El Maestro Quesero voltea, cepilla, huele, toca cada queso, lo golpea con su nudillo, lo cata… en definitiva, realiza ese ritual de tareas que repite, día tras día durante los meses siguientes, hasta su momento óptimo de sacar lo mejor de cada pieza de queso y decidir cuándo es el momento de ofrecerlo.
Uno de los rasgos distintivos de los quesos elaborados en Las Cavas es su corteza enmohecida. Una corteza natural florecida que le transfiere un excelente bouquet y cualidades organolépticas y riqueza de matices inigualables.
Cremosidad y sabor, los tesoros que esconden Las Cavas
A la sombra de nuestras Cavas maduran dos especialidades muy diferentes entre sí y muy sorprendentes en textura y sabor con respecto a otros quesos: La Cava Barus y La Cava Artés. El primero, de sabor intenso, casi agreste, rústico y de gran riqueza aromática; el segundo, de sabor dulce y gran cremosidad. Sin duda, estos quesos de afinado artesano y sabor sorprendente, no te dejarán indiferente. Te contamos sus notas de cata:
BARUS – Un marcado sabor con ligeras notas picantes
La Cava BARUS es un queso elaborado con leche termizada de vaca, oveja y cabra. Su pasta es de color blanco pajizo, con numerosos agujeros u ojos irregulares de pequeño tamaño y una firme consistencia.
En nariz: tiene un intenso aroma, con ligeras notas picantes. Su primera exhalación viene acompañada de recuerdos a leche recién ordeñadas y a cereales. Ese olor cálido y agradable nos lleva hacia las notas frescas de su corteza, que nos recuerdan a heno fermentado y cereales.
En boca: Su textura es firme pero muy cremosa y agradable. Este queso tiene un sabor potente e intenso, con el toque equilibrado de sal y un deje ligeramente picante que deja apreciar múltiples matices. Al primer bocado, apreciamos sabores a mantequilla y cereales, y ciertos recuerdos a hierba mojada. Además, tiene un retrogusto o recuerdo marcado y con personalidad.
ARTÉS – Un sabor redondo, dulce y afrutado
La Cava ARTÉS es otro de esos quesos sorprendentes, un queso elaborado con leche pasteurizada de vaca, oveja y cabra. Su pasta compacta y cremosa es de color blanco marfil, con un gran número de ojos más abiertos. En cuanto a textura tiene una firme consistencia pero es igualmente cremoso y agradable al paladar.
Olfato: distinguirás notas lácticas, con recuerdos a nata y un aroma dulce y afrutado, con recuerdos a caramelo y a licor.
Gusto: es cremoso, con un sabor dulce, redondo y envolvente. En el primer bocado nos envuelven sabores lácticos (a nata y leche cocida); frutales (a uvas, pasas, cítricos) con notas destiladas a licores o vinos olorosos. Su retrogusto es ligero con notas dulces torrefactas y alcohólicas.
En ambos casos, un placer para los sentidos…innovación con sabor a origen.